En medio de una visita oficial a las áreas devastadas por las recientes inundaciones en el Levante español, los Reyes de España, Felipe VI y Letizia, fueron recibidos con una mezcla de solidaridad y protesta. El recorrido, que buscaba mostrar apoyo a las víctimas y reforzar la ayuda oficial, también expuso el descontento de una parte de la ciudadanía que reclama acciones más efectivas y rápidas por parte de las autoridades.
Durante el recorrido en la Vega Baja, en Alicante, un grupo de vecinos lanzó barro en dirección a la comitiva real y emitió abucheos, dejando en claro su frustración ante lo que consideran una respuesta insuficiente. Las fuertes lluvias y el desbordamiento de ríos han dejado múltiples víctimas mortales, además de cientos de personas desplazadas y grandes pérdidas materiales en viviendas y terrenos agrícolas. Esta tragedia ha golpeado profundamente a las comunidades afectadas, donde la reconstrucción se perfila como un proceso largo y costoso.
La devastación ha puesto a prueba la resiliencia de los residentes y la infraestructura local. En los encuentros, los Reyes escucharon de primera mano el dolor de las familias afectadas, y Felipe VI expresó sus condolencias a los familiares de las víctimas mortales, comprometiéndose a elevar sus demandas de ayuda a las instituciones. Aun así, la respuesta de algunos ciudadanos durante la visita deja en evidencia una creciente impaciencia, pues muchos consideran que el apoyo llega tarde y es insuficiente para cubrir la magnitud del desastre.
Este incidente resalta la complejidad de la relación entre las instituciones y la ciudadanía en momentos de crisis. Las inundaciones en el Levante español han dejado una huella profunda y un sentimiento de abandono que se hizo patente durante la visita real, y que refleja un creciente descontento en sectores de la sociedad española hacia las figuras de autoridad.
